lunes, 22 de abril de 2019

Ser hombre, ser mujer.July Patricia Castiblanco Aldana


Ser hombre, ser mujer. Violencias de género y alternativas de empoderamiento desde la identidad
July Patricia Castiblanco Aldana[1]
jpcastiblancoa@educacionbogota.edu.co


Siendo Colombia un país polarizado, polarizado en sus razas, etnias, ideologías políticas, intereses y capacidades económicas, develar aspectos en los que hay unos oprimidos y unos opresores resulta un tema no solo recurrente sino además poco innovador. Sin embargo, está no pretende ser una radiografía más de alguna de las lesiones estructurales del país y su cultura sino más bien un espacio que lejos de enfoques radicales recorre el tema de las violencias de género como un asunto de todos y todas, es decir si bien muestra inicialmente un recuento estadístico de la problemática de la violencia de género y de cómo esta es vivida en gran parte por mujeres de todas las edades y regiones, presenta una alternativa a la insuficiencia del desarrollo normativo. Es decir, no porque se requieran más o menos leyes y rigurosidad en la ejecución de las mismas, lo cual sería objeto de otro texto o tipo de estudio, sino que más bien se centra en un campo en el cual todos y todas podemos incidir.
Es así que, en una lógica de micro poderes, pues analiza qué pasa en lo cotidiano y como más allá de las leyes nuestra sociedad tiene aún una gran tarea en la educación para transformar realidades y prácticas que generan ciclos de reproducción de las violencias.
Es así como a partir de un sencillo ejercicio profundiza en la palabra y sugiere ideas y paradigmas que se esconden detrás de nuestros discursos cotidianos pero que en el mediano y largo plazo generan unas presiones e imposiciones acerca del ser mujer o ser hombre que limita el empoderamiento y aceptación de los seres como humanos y niega su diversidad.
Una radiografía a las violencias de genero desde la realidad de las mujeres en Colombia.

Las cifras que la mesa de género (s. f) ha extraído de esa muestra censal evidencian la prevalencia de inequidad social reflejada en las dinámicas familiares, el nivel educativo, los índices de analfabetismo, la dedicación exclusiva a las labores del hogar.

“En las zonas rurales, la jefatura femenina asciende a un 21.5%, y en el 83.5% de los casos es una jefatura sin conyugue. Las mujeres rurales cuentan con menor nivel educativo que las mujeres en zonas urbanas: Mientras que en el área urbana el 7,2% de las mujeres y el 7,5% de los hombres, de 3 años y más, no tienen ningún nivel educativo, en el área rural estos porcentajes ascienden a 19,2% para las mujeres y 20% para los hombres”. Así mismo, se ha determinado censalmente que las mujeres en zonas rurales poseen un menor grado de escolaridad alcanzado en secundaria y a nivel profesional que las mujeres a nivel urbano. Así mientras que 5.3% de mujeres en el área urbana terminan la secundaria en los contextos rurales solo el 2.9% lo hacen, y mientras que 8.8 % de las mujeres del área urbana alcanzan un nivel profesional, solo 0.9% de mujeres del área rural acceden a estas oportunidades y culminan su estudio.

 “En el área urbana el porcentaje de mujeres analfabetas es de 8,2% y el de hombres es de 8,9% en el área rural estos porcentajes ascienden a 21,3% y 22,3% respectivamente. En el censo de 2005, el 49% de las mujeres rurales manifestaron haberse dedicado a los oficios del hogar mientras que en las urbes lo hizo el 30,1%.”.

Las cifras de violencia física, psicológica y sexual contra las mujeres en Colombia siguen siendo alarmantes la información arrojada por la Encuesta Nacional de Demografía y Salud del año 2010 indica que 85% de las mujeres han sido objeto de agresiones por parte de sus esposos o compañeros, refiriendo lesiones o secuelas físicas, psicológicas como consecuencias de las golpizas; pero solo el 21% de las mujeres objeto de lesiones acudió a un médico o establecimiento de salud para recibir información o tratamiento.

Así 65% de las mujeres afirmaron que sus esposos o compañeros ejercían control sobre ellas, 37% de las mujeres algunas vez casadas o unidas reportaron haber sufrido agresiones físicas por parte de su esposo o compañero 10% reportaron haber sido violadas. Los reportes de tocamientos y “manoseos” abusivos (sin consentimiento y por extraños) indican que 1 de cada 5 mujeres ha tenido que enfrentar estas situaciones.

 “El peso de la violencia contra las mujeres en la violencia intrafamiliar: De acuerdo con el análisis realizado por medicina legal para el periodo 1999 a 2009, la gran mayoría de casos de violencia intrafamiliar son casos de violencia de pareja contra las mujeres…La violencia sexual y la violencia de pareja se ejercen fundamentalmente sobre las mujeres y no observan disminución. Las cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forense (INMLCF) del 2010 al 2012, evidencian que la violencia sexual y la violencia en el ámbito de pareja se ejercen principalmente sobre contra las mujeres…Feminicidios: De acuerdo con las cifras del INMLCF tomadas por el OAG de la ACPEM  entre 2007 y 2011 583 mujeres murieron a manos de sus parejas o ex parejas…Violencia sexual: De acuerdo con las cifras del INMLCF tomadas por el OAG de la ACPEM  entre 2007 y 2011 más de 84.000 mujeres fueron víctimas de violencia sexual.” (Mesa de género en Colombia, s.f)

El abordaje normativo no es suficiente para combatir las violencias de genero

Durante los últimos diez años en Colombia el desarrollo normativo frente derechos sexuales y reproductivos ha mostrado un crecimiento, a partir del cual se emiten la Ley 1620 del 2013, la Directiva 001 del 2012, el Decreto 4798 del 2011, el Decreto 166 del 2010, la ley 1257 del 2008 y la Ley 1098 del 2006; Cada una de estas leyes y decretos han puesto un pilar, un respaldo sobre el cual las mujeres pueden conocer sus derechos y exigirlos.

La visibilización de estas problemáticas por medio de las denuncias efectivas y las acciones afirmativas van desde el acceso a la justicia hasta la restitución de las víctimas y el acompañamiento psicosocial para la elaboración emocional de sucesos violentos o de relaciones que han afectado su desarrollo humano pleno presentes en las comunidades educativas.

Sin embargo, desde el trabajo cotidiano las instituciones deben desarrollar estrategias de impacto en las comunidades, revisar las prácticas y discursos que han venido reproduciendo para transformarlos en pro del bienestar de sus integrantes, en este caso buscando la erradicación de las violencias de género que enfrentan aún las abuelas, madres, tías, maestras, trabajadoras, niñas y previniendo dicha problemática en las mujeres que vivirán las generaciones venideras.

Una mirada desde el enfoque de derechos a las violencias de género

Es desde este enfoque de derechos justamente que nacen los enfoques diferenciales, entendiendo la palabra enfoque como aquella mirada que permite mirar las diversidades, es decir de fijarse al detalle de esas valiosas características inmutables que nos hacen quienes somos.
Esas diversidades que el Estado y la sociedad deben respetar, garantizar y proteger, permiten la construcción de tejido social.
Un ejemplo visible es el caso de la mujer de procedencia rural en Colombia, la cual tiene que enfrentar tantas vicisitudes para acceder a la educación como un derecho, y cómo aún el acceso a niveles técnicos, tecnológicos o profesionales, termina siendo  un imposible, o una meta que se alcanza partir del sacrificio, el esfuerzo individual bajo el riesgo de desestabilizar completamente la economía de todo su núcleo familiar y cambiando un derecho por otro, es decir en muchas familias colombianas, acceder a educación superior implica vulnerar sus derechos a la sana alimentación, al descanso, al trabajo decente y el derecho mismo a la familia.
Este es un claro ejemplo de cómo el Estado debe velar no sólo por la no violación de los derechos, de derechos fundamentales como el derecho a la igualdad o no discriminación, y especialmente por los Derechos Económicos Sociales Y Culturales que tienen también exigibilidad en su cumplimiento.

Por muchos años se dieron interpretaciones erradas a la obligatoriedad de cumplimiento de los DECS, lo cual es realmente un error, pues al pensar que si no se garantizan no es tan grave, o que  es prioritaria la garantía de los derechos fundamentales, más un en un país con economías emergentes en dónde el presupuesto del erario público no es suficiente para cubrir todas sus necesidades, se está cayendo en un círculo vicioso, en donde la no garantía de los DESC del acceso a oportunidades de educación y trabajo decente lo que amplia son los cinturones de miseria y pobreza extrema, los problemas de salud pública y en general una baja calidad de vida, que posteriormente sale más costoso subsanar.
Es más rentable para un estado como Colombia fortalecer el acceso a educación en todos sus niveles y para todas sus poblaciones que invertir posteriormente en la atención de víctimas de la violencia en todas sus manifestaciones. Puesto que las inequidades que genera la no garantía del derecho a la educación no solo reproduce inequidades estructurales, sino imaginarios, roles y estereotipos que alimentan las violencias en el ámbito privado y en el público.
La garantía del derecho a la educación, se conecta directamente con el objetivo de  desarrollo sostenible número ocho “trabajo decente para todos y desarrollo económico”, y es que en tanto una persona no logre acceder al derecho a la educación en niveles de primaria, básica y superior sea esta última de carácter técnico, tecnológico o universitario, tampoco tendrá la posibilidad de acceder con libertad a una diversidad suficiente de oferta laboral que a su vez le permita suplir sus necesidades básicas inicialmente (alimentación, salud, descanso, actividad sexual), y en ese orden de ideas a otras de seguridad (vivienda, empleo, bienes materiales y acceso a la propiedad privada) y en ese orden de ideas las necesidades básicas insatisfechas difícilmente le permitirán alcanzar la satisfacción de necesidades de otro nivel, como las necesidades sociales (desarrollo afectivo, asociación, aceptación, afecto, intimidad), las de autoestima (reconocimiento, confianza, respeto, éxito), y las de autorrealización (desarrollo potencial). 
Es indispensable entonces defender los derechos humanos recociendo la esencia misma de la humanidad del ser, sus necesidades y desarrollo personal como algo valioso y digno de defensa.
Son las desventajas de sistema de dominación económicos, sociales y culturales los que rompen con esas posibilidades de desarrollo humano reproduciendo ciclos de violencia, exclusión, rechazo, discriminación, segregación.
Pero ¿cómo pueden entonces los enfoque diferenciales aportar a la construcción de políticas públicas?, ¿cómo lograrlo? si en casos como el de Bogotá en lugar de generar garantía y protección de derechos por muchos años los sistemas de participación políticas generaron división de las comunidades y lucha por los recursos, en tanto que la representatividad mayor o menor de cierto grupo en algún espacio de participación ciudadana como Cabildos, Consejos de planeación local, juntas de acción comunal y otros generaban que los grupos poblacionales se segmentaran o rivalizaran en la exigibilidad de sus derechos, pero que sin embargo a la hora de solicitar programas y presentar propuestas que visibilizaran sus necesidades naturalmente todo coincidían en solicitar salud, educación, empleo y vivienda.
Todo lo anterior demuestra que los enfoques diferenciales no son el objeto, sino el modelo, o más bien el método de análisis, a partir del cual se pueden estudiar las diversidades o diferencias que se convierten en desventajas, para modificar estas últimas. Es decir, su papel principal tiene que ver con develar los sistemas de dominación.
Ya se han develado algunos sistemas de dominación los cuales la teoría explica ampliamente, entre ellos está, por ejemplo:
El patriarcado: asociado a la diversidad corporal, la orientación sexual, la identidad de género.
El adultocentrismo: asociado al criterio etario.
El racismo: asociado a lo racial y étnico.
El capacitismo: asociado la diversidad funcional y distintas capacidades.
Este tipo de exclusión, de discriminación en donde se tiene la taxonomía de unos que tienen privilegios y otros que no pueden acceder a ellos por sus características inmutables, no controlables y que hacen parte de su identidad, configuran unas estructuras de inequidad que en ocasiones se entrecruzan, alejando mucho más el acceso a ciertos mínimos. En este caso para efectos del estudio se encontraron mujeres que por el hecho de ser mujeres y a su vez por el hecho de provenir de una zona rural de Colombia se ven en mayores dificultades y vicisitudes para acceder a un servicio que de por sí ya en la estructura social llega al ranking de los “privilegios”.
Convenciones como la Belem do Para y la CEDAW surgieron a raíz de una discriminación histórica, para garantizar una vida libre de violencias, es un grito y un referente de NO DISCRIMINACIÓN, que se dio porque históricamente ha habido androcentrismo. Así mismo en experiencias como la lucha por los derechos de las personas en situación de discapacidad se han logrado herramientas legales que obligan la eliminación de barreras o los ajustes razonables, el diseño universal de espacios físicos, laborales y de aprendizaje.
Así mismo en materia de igualdad se puede resaltar los avances documentales que el Ministerio de Educación Nacional, en cabeza del Viceministerio de Educación Superior, ha desarrollado para visibilizar dicha necesidad de atender la diversidad en la educación superior, ellos han venido trabajando desde el 2014 en la socialización de los lineamientos de Educación Inclusiva con los cuales se busca incentivar a las Instituciones de Educación Superior (IES) en la definición de acciones y estrategias para el fortalecimiento del enfoque diferencial en el acceso, permanencia y condiciones de calidad de las IES en el País de las poblaciones de especial protección constitucional (Población Víctima, Población con discapacidad, Grupos étnicos – indígenas, comunidades negras, Rrom, Población de Frontera). Sin embargo, este esfuerzo deja por fuera todas aquellas inequidades y aspectos estructurales que el sistema mismo de Educación Superior en Colombia ha generado.
Todo lo anterior plantea una serie de situaciones complejas en donde las políticas educativas, se entremezclan con la profunda reflexión y la necesidad entender al otro, cómo y por qué piensa y siente así.
Teniendo en cuenta la famosa triada pensar, sentir, actuar, es relevante entonces generar una apuesta metodológica que permita comprender el contexto y los sujetos que allí habitan , con la idea presente, de que la noble causa de la educación y su masificación es una manera de silenciar las armas, de garantizar una paz estable y duradera, de lograr un mejor país por medio de caminos que nos permitan vivenciar incluso en la comunidades más apartadas, las garantías reales de los derechos sociales, económicos y culturales.
Pero no siempre las perspectivas de la escuela y de los docentes son la respuesta, y dado que la problemática estudiada está e impacta lo social y lo comunitario, tendremos entonces que recoger esas diversas perspectivas, comprender esa realidad multiforme.
La pregunta, será entonces el reconocimiento de vidas y realidades Otra, pero a su vez, el camino de reflexión para superar el miedo, la exclusión.
Una comprensión de las violencias de genero desde el enfoque psicosocial. El asunto de relacionarnos y convivir.
Es importante comprender, entonces, la interacción entre lo individual y lo construido socialmente, gracias al enfoque psicosocial que explica como lo que se cree que es puramente individual, tiene que ver también con el aspecto de las relaciones, es decir que lo psicológico tiene su base en una construcción social y a su vez lo social se relaciona estrechamente con lo individual-psicológico; sin que esto sea la suma de personas, el conjunto en sí, sino que tiene que ver con los acuerdos sociales de cómo funciona como sociedad.
Por ello, la importancia de estudiar los derechos de las mujeres y el derecho a la educación (particularmente a la educación superior) como una manera de garantía y restablecimiento de derecho de mujeres que han sufrido la discriminación estructural y múltiple.
Pues en la medida en que las normas son producto del consenso sobre cómo vamos a vivir como sociedad, la mejor manera de dar sentido a las normas de erradicación de todas las formas de violencia y discriminación hacia la mujer es visibilizar esas realidades puntuales que en determinados contextos han reproducido los ciclos de violencia. Pero esas dinámicas han sido producto de la relación entre padres y madres con sus hijos e hijas, de docentes y estudiantes, de vecinos, amigos, es decir, las maneras de relacionarnos con el otro es lo que han determinado, no solamente la construcción de nuestras subjetividades sino también de la experiencia misma como seres humanos en una comunidad.
 Y es que principalmente en la medida que la subjetividad se construye en relación a los otros y al entorno, los imaginarios acerca de que ha sido hasta hoy en Colombia ser mujer implica una construcción de la misma en función de los roles que cumple como hija, esposa, madre.
De ahí la importancia de dialogar en esta altura del análisis con una investigación reciente que realizó la Universidad de la Salle y el CLACSO acerca de la familia rural en Colombia (Páez, Gutiérrez, Del Valle y Ramírez 2016), pues ellos, al igual que esta investigación, entienden que es en esa construcción de roles de género que se da al interior de las familias en donde se gestan las raíces de la violencia, ellos en su publicación lo expresan así:
una violencia que tiene sus raíces en una perspectiva de género, en lo que significa ser hombre o mujer en cada contexto, en una tensión entre derechos y ejercicio del poder; y un conflicto que, si bien forma parte de la condición social del ser humano, depende en gran medida de la tenencia de la tierra y de las posibilidades económicas
Y es que, en su mayoría, las situaciones de violencia, están asociadas a las prácticas de control y dominio, eso se puede ver con claridad en los conflictos de tierras que han azotado las regiones de nuestro país. De esta manera la búsqueda y sobre explotación del oro, carbón, la madera, la tierra cultivable y más recientemente la aprovechable para cultivos ilícitos, han sido el botín de guerra detrás del cual han llegado tantas muertes a los territorios, con el fin de infundir temor en la población. Y por temor o aniquilamiento directo las comunidades que tradicionalmente habitan la ruralidad en Colombia terminan siendo despojados de sus tierras y las multinacionales llegan con voracidad a saquear los recursos naturales no renovables de Colombia.
Entonces si esa lógica de control y dominio se dan en lo macro, se reproducen en lo meso y dialogan con lo micro sistémico y lo individual, y en todos los niveles dañan la confianza y el tejido social.
Generar la conciencia en las comunidades de esas lógicas de guerra, control y dominio implica analizar en todas las escalas cómo se han venido causando daños sobre el territorio, sobre el tejido social de las comunidades y sobre el cuerpo (de hombres, mujeres, niños, niñas y demás) para emancipar y transformar esas lógicas que alteran la convivencia pacífica de los pueblos.
Es necesario así mismo actuar transformando lo individual, impactando lo familiar y comunitario y brindando herramientas para la incidencia en políticas públicas.
 Es por ello que la educación tiene una gran labor y un gran aporte que hacer en la trasformación de imaginarios y prácticas, es la educación entonces la llamada a transformarse y a convertirse en una pedagogía crítica, en una posibilidad, en una fuente de nuevas formas de relacionarnos entre seres humanos. Es la educación la llamada a construir ambientes de diálogo, de confianza, de reconstrucción de familiaridad.
Es una necesidad que parte desde la educación integral transformando el ambiente educativo mismo y las relaciones de poder entre los miembros de la comunidad educativa, hasta el acercamiento de las familias para visibilizar de manera conjunta esa serie de prácticas violentas que ya están tan arraigadas en la lógica tradicional que dañan no solo a quien es agredido sino también al agresor.
Y esto como se mención anteriormente son ejercicios de revisión de roles que deben hacerse con cada comunidad por separado pues si bien en esta investigación así como en la de la Familia rural en Colombia (Páez, Gutiérrez, Del Valle y Ramírez 2016),  se encontraron aspectos de  la cultura patriarcal fuertemente arraigados, en la mayoría de comunidades rurales, como la idea de que la mujer debe ocupar y liderar únicamente en el ámbito privado la crianza de sus hijos, el cuidado de su esposo, de ancianos o personas enfermas o con alguna discapacidad, mientras el hombre se dedica al trabajo, por lo general físico, y cumple el rol del proveedor de hogar; no es el único aspecto a revisar pues la ruralidad en cada parte de Colombia será tan diversa y característica como sus culturas y cosmovisiones de acuerdo a la zona de la cual proceden.
Es decir, no es lo mismo, la construcción de imaginarios acerca de lo que implica “convertirse en mujer” o “convertirse en hombre” en las zonas cundiboyacenses, que lo que es en el llano, Vaupés, la parte alta de la Guajira o las comunidades de las selvas amazónicas.
De hecho, en cada una de las culturas ancestrales que hacen hoy presencia en nuestro país los ritos de iniciación y transición de la infancia, la adolescencia y la adultez son muy diferente.
Por, ejemplo se tiene ya una concepción acerca de las particularidades de las familias raizales, palenqueras, indígenas (en los distintos pueblos), se tiene una diferenciación para los pueblos room. Y es particular entonces notar que, si bien estas diversidades se han venido reconociendo por los enfoques diferenciales, en este enfoque diferencial no se tiene aún tan claro el asunto de los grupos campesinos, de las comunidades campesinas, es decir todos aquellos grupos que habitan la ruralidad pero que no tienen ninguna de las pertenencias étnicas antes mencionadas, sin embargo, su relación con la tierra y con el territorio es también particular.
No obstante, en todas las anteriores comunidades mencionadas la búsqueda de sentido por el ser se adquiere sustento en la relación con los otros y con el entorno. Por ello para transformar esas dinámicas y ciclo de violencias habrá que transformar los imaginarios acerca del ser mujer, del ser hombre, pero también las relaciones y las interacciones desde el control y el dominio.

El papel de la educación en la transformación de imaginarios de exclusión social.

Las instituciones educativas tienen actualmente unas necesidades de formación que transformen imaginarios que históricamente han reproducido las violencias de género en sus diferentes tipos y modalidades (físicas, psicológicas, sexuales, patrimoniales, feminicidio las anteriores en las modalidades de familiar, laboral, educativa en la comunidad e institucional).
Desde los proyectos de educación sexual de las instituciones distritales de la ciudad se ha venido trabajando en el fortalecimiento de la autoestima y otros auto esquemas en los y las estudiantes, se ha trabajado de la mano con el sector salud en la prevención de embarazo no deseado en adolescentes, se han difundido los diferentes métodos de planificación y de prevención de enfermedades de transmisión sexual.
Recientemente se han incrementado en lo educativo los espacios de reflexión sobre la importancia de la formación del Ser y sus capacidades más no sólo del Saber y las competencias, buscando que los jóvenes sean partícipes y protagonistas de esos procesos formativos.
Esto ha contribuido a que los temas de sexualidad trasciendan la genitalidad y que incluso los asociados directamente a las relaciones genitales se traten cada vez con menos tabú.
En este trasegar, una de los retos constantes ha sido reconciliar los intereses de la familia, la comunidad y los entornos en los cuales los jóvenes se desarrollan, generando reflexiones de doble vía que produzcan impactos en la cultura y contribuyan al abandono de discursos y prácticas que generan violencia hacia las mujeres.
El trabajo realizado por el sector educación, se ha venido articulando ya con entidades de otros sectores como salud, cultura, integración social, recreación y demás por lo que es el momento oportuno para que, desde la escuela, sus logros y aprendizajes tanto de las experiencias exitosas como de aquellas que no lo fueron, se transciendan los límites de lo escolar y se impacte con compromiso y responsabilidad social e histórica.
El reto será entonces alcanzar no sólo a los y las estudiantes, sino a sus familias y vecinos, siendo conscientes de las particularidades y connotaciones que tienen los contextos rurales y periurbanos.
El sueño de comunidades sin violencia de género, sin reproducción de patrones machistas y patriarcales y de reparaciones psicosociales efectivas en las mujeres víctimas de violencia de género se hará cada vez menos lejano en la medida que se aporte desde lo investigativo y lo institucional.
Finalmente, en miras de una reparación integral a la víctima de la violencia en nuestro país, se requiere no solo ejercicios de memoria histórica, sino además acciones afirmativas de reparación integral en las cuales se trabajen enfoques diferenciales, de derecho y de formación para la prevención y erradicación de todos los tipos de violencia hacia la mujer.
Ya ha sido bastante difundido el hecho de que la gran inversión a la guerra puede dar mayor fruto si se destinase ese presupuesto o uno por lo menos cercano a la educación y los programas sociales.
Un espacio a las voces de los hombres acerca de lo que significa ser hombres.
Finalmente para cerrar esta disertación acerca de las violencias de género , el enfoque de derechos, el enfoque psicosocial habrá que revisar un poco esos discursos y narrativas que develan los imaginarios mismos que nuestras culturas han generado en sus sujetos acerca de lo que significa ser hombre, para ello se presentaran textualmente micro textos que un grupo de estudiantes universitarios (primer semestre de especialización, la mayoría de ellos ingenieros, el grupo está compuesto por veinte personas de las cuales solamente cuatro son mueres, en el ejercicio participaron dieciocho personas, solamente dos mujeres) escribió al solicitarles su definición de ¿Qué es ser hombre?, el ejercicio se realizó de forma no estructurada en el marco del día del hombre en Colombia (19 de marzo) y  se invitó a realizarlo de forma anónima, El resultado fue el siguiente:

Se encontraron una serie de características y coincidencias en las definiciones que permitieron agruparlas en seis subgrupos:

1. Definiciones asociadas a la superioridad física o racional
2. Definiciones asociadas a la creación binaria (hombre-mujer)
3. Definiciones asociadas a cualidades o características que podrían no ser atribuidas exclusivamente a un género.
4. Definiciones que procurando ser más neutrales se enfocan en lo biológico y fisiológico.
5. Definiciones que asocian el papel de la cultura y los roles
6. Definiciones asociadas a trayectorias de vida y/o experiencias.

Adicional se evidencio en gran parte de las definiciones una referencia en relación a la mujer y/o a lo femenino ya sea para ubicarse como complemento de, protector de o como diferente de.
La mayoría de definiciones se ubicaron en el paradigma binario y cisgénero es decir el hombre y la mujer como referentes de sexo, género y orientación sexual en las cuales el uno es objeto de deseo del otro. No se encontraron definiciones por fuera del paradigma heterosexual o referencial explicitas a lo homosexual. La mayoría de definiciones incluyeron descripciones de cualidades, aptitudes, actitudes o habilidades que bien podrían ser atribuidas no necesariamente a hombres, de género masculino independientemente de su orientación sexual.



Cuadro de texto:  “la palabra hombre identifica a los seres que pertenecen al género masculino, pero dicha palabra abarca muchas más naciones. Por ejemplo, el hombre es también ese ser racional que habita en el planeta tierra, de innumerables cualidades, características y habilidades que abarcan al ser femenino y masculino. Hombre, es el ser que llega a este planeta como protector de la mujer, el ser que llega como vinculo o unión de ella misma, el ser como complemento que se encarga de crear un horizonte”
“Individuo que se caracteriza por su masculinidad, también llamado varón, con una hormona llamada testosterona que ayuda al desarrollo de sus músculos. Tiene el privilegio de fecundar el ovulo femenino y transmitir su información genética a través de los espermatozoides. Tenemos barba, somos propensos a la calvicie”
“Ser humano del género masculino, símbolo de fuerza y nobleza, capaz de reconocer sus propios errores y de ayudar a superar los de sus semejantes. Sinónimo de caballerosidad, amabilidad, honestidad y respeto”
“es el ejemplar masculino perteneciente a la especie humana. Se caracteriza por su caballerosidad y gentileza que se destaca por ser el impulso de su pareja. Se enfoca en la fuerza, el respeto y en algunos casos la terquedad”




 








Figura 1. Transcripción de Definiciones asociadas a la superioridad física o racional
 En este primer grupo de definiciones se da inicio a las mismas con palabras como seres, individuos, ser humano y ejemplar masculino, lo cual inicialmente procura tener una distancia y objetividad cuidadosa de no evidenciar algún sesgo o vinculación afectiva, emocional con la definición.
Sin embargo a medida que avanza la redacción hacen énfasis en la racionalidad o fuerza como una característica mayormente masculina que en relación con lo femenino y específicamente a la mujer heterosexual le llevan a unas interacciones dadas al cuidado , protección y sacrificio en relación al otro , este último expresado en cortesía, específicamente en lo que quienes escriben expresan como “caballerosidad” con las cuales combinan otras características que los mismos identifican como positivas. Lo cuestionable por ciertos colectivos de defensoras de los derechos de las mujeres es la idea de que ¿la mujer requiere en todos los casos a un hombre para ser completada?
Ese grupo de definiciones se relaciona directamente con el que se analizara a continuación, el cual basa la definición de hombre a partir del paradigma creacionista bíblico, basado en el libro del génesis de la biblia occidental, en la cual Dios como parte de su proceso de creación del mundo, los animales creo al hombre y la mujer como una especie racional superior.
Lo cuestionable por grupos defensores de los derechos medioambientales es ¿existe una superioridad antropocentrista centrada en el hombre y la mujer?  Y así mismo los grupos de orientación sexual diversa cuestionan ¿Si Dios en el huerto del Edén creo únicamente hombre y mujer, de dónde se originan todo aquellos que no se circunscriben en dichas categorías?
Cuadro de texto: “En el principio de los tiempos Dios creo al hombre a su imagen y semejanza, para que cultivase la tierra e hiciera de ella un bonito lugar para vivir; por lo tanto, dícese hombre, a aquel ser capaz de proteger y cuidar, al regalo más grande entregado por Dios su mujer”
“El hombre es un ser creado por Dios para que con su inteligencia, fuerza, determinación, alegría e inventiva transforme el mundo en un lugar mejor”
“ser representativo del género humano de género masculino. Pareja de la mujer, ser racional de la creación, bases de la sociedad y habitante de la tierra, integrante de la mayor especie que posee está”

 





Figura 2. Transcripción de Definiciones asociadas a la creación binaria (hombre-mujer)
Posteriormente hay un grupo de definiciones que resaltan atributos humanos que indistintamente están asociados a un género que de fondo pretender seguramente no comprometerse únicamente con la construcción de identidades asociadas única y exclusivamente a características genéticas, sexuales, biológicas o fisiológicas, por lo que en su definición de hombre este grupo de estudiantes decidió resaltar esos atributos de sí mismos o de su referente masculino desarrollado como un ideal o un modelo a seguir.
 Lo interesante de este grupo de definiciones que asociaron a la redacción o a la construcción de la identidad masculina características que en otros contextos o épocas habían sido limitadas y restringidas exclusivamente a las mujeres, como el servicio, el cuidado y la expresión de sentimientos. Sin embargo, si se mantiene cierta presión social hacia el liderazgo, administración, el éxito laboral y el sostenimiento y protección de su familia.


Cuadro de texto: “Ser que cada mañana se levanta con sueño y aspiraciones por enfrentar, alimentando su alma con el servicio y entrega a su familia. Fuerte por fuera, débil y noble por dentro”
“Ser humano con grandes cualidades para afrontar la vida. Comprometido con su familia y hogar, amoroso y cariñoso”
“Ser viviente perteneciente al planeta tierra, con facultades, habilidades, razón, inteligencia, sabiduría y sentimientos que definen su existencia en sus actos, decisiones y palabras. También sus pensamientos y valores lo hacen responsable de lo que debe administrar, el medio y sus relaciones personales”
“Es aquella figura con características masculinas, normalmente líder en los ambientes que lo rodean, se destaca por ser sobreprotector de aquellos seres que lo rodean, buscando su seguridad en el entorno, sus cualidades son: ser trabajador, luchador, justo, responsable, comprensivo y amoroso”


 








Figura 3. Transcripción de Definiciones asociadas a cualidades o características que podrían no ser atribuidas exclusivamente a un género.
La violencia que genera este tipo de definiciones está asociada a aquellos hombres que no desempeñan en sus hogares un rol de proveedores, los cuales se ven estigmatizados en la sociedad cuando deciden optar por roles asociados atareas de cuidado de los hijos y dedicación al hogar, las presiones aumentan con crisis en la empleabilidad y condiciones económicas como las que trae la inmigración. Trae consigo sentimientos de miedo y frustración en aquellos hombres que no logran ajustarse a este estereotipo social. Lastimando profundamente su autoestima.
En contraste a estas características de la personalidad el siguiente grupo de definiciones opto más por aspectos facticos, aquellos diferenciales visibles que tradicionalmente son asociados a lo masculino, vello corporal y fácil, musculatura y mayor presencia de testosterona. En lo cual habrá que resaltar que la testosterona no es una hormona que hace presencia exclusivamente en hombres, y que también hombres y mujeres tienen en su organismo la presencia tanto de testosterona como de estrógenos, de manera que determinar la identidad de un ser humano exclusivamente por factores biológicos y fisiológicos tampoco resulta ser una buena opción, pues generaría exclusión a la mujeres de gran musculatura o gran cantidad de vello facial o corporal sin que esto le haga menos mujer, así mismo no todos los hombres con orientación sexual cisgénero encuadran necesariamente en el patrón de “pelo en pecho”, barbas pobladas o gran desarrollo muscular y eso tampoco es un indicador de que sean más o menos hombres.
Cuadro de texto: “persona de sexo masculino, ser humano, con rasgos y aspectos de varón de la raza humana, macho”
“Puede referirse al ser humano que tiene rasgos físicos más fuertes a diferencia de la mujer y que adicionalmente desarrollo en una mayor parte que el género femenino la testosterona, que es la responsable de que crezca la musculatura y el vello corporal”
“Antes de definir su género el hombre se relaciona en muchos contextos al humano de forma genérica e incluye a todos los homos sapiens ya sean varones o hembras. De forma más específica el hombre se refiere al humano de género masculino, con características sexuales definidas y una fisiología y comportamiento diferente al de la mujer”

 






Figura 4. Transcripción de Definiciones que procurando ser más neutrales se enfocan en lo biológico y fisiológico.
En última medida será pues como lo mencionan los siguientes grupos de decisiones , la cultural, los roles y las experiencias y trayectorias de vida lo que en adelante será el referente de las nuevas generaciones acerca de la construcciones de identidad entorno a un género, en la vivencia misma que muchos centenials (personas de 0 a 18 años aproximadamente nativos en la era digital) quienes manifiestan no ser definidos exclusivamente por un sexo, un género o unas características físicas, sino que como lo indico Zygmund Bauman, mutan en una sociedad sin referentes sólidos, sociedades líquidas que se adaptan ya las que sus habitantes se adaptan.
Cuadro de texto: “Hombre es un ser desarrollado por la cultura de cada país, para crear un rol como padre, hermano, hijo, abuelo, esposo. Cultivando sus habilidades, capacidades y actitudes en un proyecto de vida en el que puedan visualizar un próspero futuro para su familia, para su país y para su religión”
“Representación masculina del ser humano, ser protector, ser consejero, ser trabajador, un guía que la mujer complementa. Papá, orientador, amoroso e hijo aplicado”

 





Figura 5. Transcripción de Definiciones que asocian el papel de la cultura y los rolesCuadro de texto: “Es un ser maravilloso de características masculinas qué: Cuando está en el vientre de una mujer a pesar que te golpea y no te deja dormir lo amas. Cuando nace se roba tu corazón con un simple bostezo. Cuando crece aprendes a ser doctora, odontóloga, profesora, nutricionista, y otras profesiones más. Cuando está en la adolescencia te trasnocha y te saca canas por su temperamento. Cuando decide tener su primera novia dejas de ser la mujer más importante. Cuando hace realidad sus metas las celebras como propias. Cuando se casa es capaz de darle muchas alegrías a una mujer y se convierte en un ser protector para la familia. Pero a pesar de la edad que tenga nunca va a madurar”
 “Ser con sentimientos, noble, entregado, indefenso en un mundo de caníbales mujeres que solo nos quieren como objetos sexuales”




Figura 6. Transcripción de Definiciones asociadas a trayectorias de vida y/o experiencias.
No es entonces una cosa menor este tipo de indagaciones acerca de ¿Qué es ser un hombre?, pues como se menciona al inicio de este texto y en el abordaje del enfoque psicosocial, el mundo y la vida son relaciones e interrelaciones, el análisis de estas definiciones de ser hombre deja entre líneas unas definiciones de ser mujer asociadas a la debilidad, dependencia masculina, complementación exclusiva del hombre y mujer como pareja, mujeres no tan musculosa y un poco lampiñas, entre otras que se podrían deducir de las narrativas y discursos aquí representados. Los cuales, aunque fueron tomados de una muestra de personas son el reflejo de ciertos sectores sociales que aún conservan roles, estereotipos e imaginarios de género que alimentan la violencia.
En contraposición es interesante resaltar que otras concepciones teóricas acerca del empoderamiento de la mujer, son producto del estudio de lo que implica ser mujer, por ejemplo trabajos como “El discurso de respetabilidad” que Khumalo, K. E., McKay, K. H., & Freimund, W. (2015) encontraron en Kwandu Conservancy sugiere que las mujeres adquieren estatus al proveer a sus familias de manera confiable, tienen una educación formal, trabajan arduamente, cooperan y ayudan a los miembros de la comunidad y cumplen los roles y responsabilidades de las esposas y madres. 
Para una comunidad africana el ser “Una mujer real”, por lo que, al indagar con varias mujeres y hombres de dicha comunidad, encontraron voces que, aunque inicialmente explicaban el hecho de ser mujer en relación a los roles de madre y esposa, posteriores voces lo explicaban asociado a la capacidad de ver por si mismas así “una mujer real es una mujer que no solo se sienta, sino que es una mujer que lucha por su vida. ... Para que mañana aún pueda tratar de alimentarse, de vivir bien.” “una "mujer real" es "trabajadora, independiente y que está dispuesta a aceptar los desafíos de la vida y encontrar un camino a través de ellos".
Los autores encontraron en dichos relatos un hilo común se entreteje a través de los tres temas de construcción: provisión de medios de vida, educación y trabajo duro: un énfasis en la agencia de mujeres. Las mujeres educadas y trabajadoras tienen mayor poder para satisfacer sus necesidades de subsistencia sin tener que depender de los demás.
Además, entre los estudios encontrados se resalta como una mujer empoderada participa en el cuidado y las relaciones de cooperación, es decir que “además de ser educada, trabajadora y capaz de mantener un modo de vida respetable, se espera que una “mujer real” se involucre en el fomento de las relaciones de cooperación con los miembros de la comunidad. En particular, ella debe mostrar hospitalidad. Los visitantes "serán bien recibidos". "Ella tiene tiempo para ser amigable. Ella sabe reírse con otras personas”. Una "mujer real" no incita al conflicto: "Ella no se pelea con la gente. Ella no pelea con la gente. Ella respeta a otras personas”. En cambio, ella "sabe cómo hablar con la gente cada vez. Y luego a todos les gusta ella".
Una "mujer real" no solo provee a su familia, y "habla con otras personas de una buena manera", sino que ofrece apoyo material y psicológico a las personas necesitadas. Por ejemplo, “le dan dinero a la gente. Compran ropa para la gente". Una "mujer real" también brinda ayuda al estar físicamente presente y participar en la resolución conjunta de problemas. Un líder comunitario casado afirmó:
“Tienes que sentarte con personas que están cerca de ti. Tienes que mirarlos. Cuando alguien encuentra problemas, tiene que acercarse a esa persona y compartir ideas sobre cómo resolver el problema.”
Sin embargo, las tensiones dentro y entre estos temas revelan ideas diferentes y en competencia, suprimidas por o subvirtiendo, el discurso dominante de la "mujer real". Primero, un subconjunto de mujeres creía que el matrimonio no era necesario para ganarse el respeto, argumentando que las mujeres solteras podían pasar por alto el matrimonio al proporcionar un sustento sostenible. 
Si una mujer es mayor o viuda en lugar de joven y nunca está casada, es probable que influya en su condición de mujer soltera. Las tensiones también son evidentes dentro de los propios criterios matrimoniales. Si bien el matrimonio proporciona a las mujeres estatus y acceso a recursos como tierras cultivables y una casa, puede dañar la posición social de una mujer cuando su esposo comete abiertamente el adulterio. La posición de un marido en la sociedad también influye en el estado que una mujer gana a través del matrimonio, lo que sugiere que el respeto a través del matrimonio es condicional. En tercer lugar, existe una tensión entre el énfasis tanto en la independencia como en la dependencia: las mujeres deben ganarse el respeto al proveerse ellas mismas, por un lado, pero deben depender y depender de un hombre para los recursos del otro. Estas tensiones en torno al matrimonio y (la) dependencia se pueden interpretar como grietas en la fachada de un supuesto consenso cultural o "verdad" que distorsiona las desigualdades de género. Khumalo, K. E., McKay, K. H., & Freimund, W. (2015).
La construcción del poder de una mujer pasa por proporcionar un medio de vida a través de la educación, a lo cual se van sumando logros, trabajo arduo y colaboración con miembros de la comunidad, cónyuges y niños. Pero evidencia también como en la comunidad estudiada el empoderamiento decrece por toma de decisiones orientada desde el miedo a perder respeto lo cual restringe su libre decisión de elegir divorciarse o quedarse soltero, ahorrar en lugar de compartir recursos, valorar y buscar conocimiento informal y desafiar directamente las limitaciones, incertidumbres y desigualdades que pueden disuadir a las mujeres de lograr una "vida mejor". Por lo que indica como barreras del empoderamiento no solo el poder patriarcal sino el discurso de la “respetabilidad”[2]
 
Las afirmaciones específicas de ese discurso social de “respetabilidad” está compuesto por afirmaciones como La "mujer real” es Educada y trabajadora, Participa en el cuidado y las relaciones de cooperación, Realiza roles culturalmente definidos de madre y esposa.[3]
 
Este estudio visibilizo como en dicha comunidad la respetabilidad de la mujer estuvo asociada por mucho tiempo a la idea de que la mujer casada era la más respetable, pero el acceso a empleo digno y a educación ha venido transformando esa idea[4] y la posibilidad de que la mujer acceda a la tierra y a la propiedad privada cada vez es mayor, sin embargo, advierte la importancia de estar a alerta a nuevas vulneraciones y discriminaciones esta vez ya no en la familia sino en el ambiente laboral.[5] 
 
El contenido de la educación, trabajo remunerado para mujeres, participación económica, oportunidades económicas disponibles y tener una cuenta bancaria fue significativo, sobre el empoderamiento de las mujeres. La capacitación y la utilización de habilidades también juegan un papel importante en el empoderamiento de las mujeres. Si las mujeres tienen una habilidad y pueden utilizar esa habilidad para ganar para sí misma, ella se siente con mayor autoridad que si recibe un apoyo financiero para la familia. La participación económica para el empoderamiento de las mujeres es importante. 
 
Esto significa que si a las mujeres se les da algunos beneficios financieros o se les permite contribuir financieramente sienten menos barreras en su empoderamiento. Esta relación tiene un efecto inverso porque la mayor presión de la participación financiera es sobre las mujeres, por lo que con el tiempo disminuye la autoridad de las mujeres. El contenido de la educación que se les brinda es altamente significativo. La educación tiene un impacto significativo positivo en el empoderamiento de las mujeres; el plan de estudios que se enseña en estas universidades paga una contribución para que su capacidad de pensamiento sea empoderada.
 
La educación es necesaria, pero la relevancia de la educación es muy importante para que las mujeres entiendan su posición. en la sociedad. Empoderándose en la toma de decisiones sobre sí misma, así como su familia, quienes poseen una cuenta bancaria tienen un impacto positivo en su autoridad, mientras que las mujeres apoyan financieramente a sus Familia, o no se les paga por su trabajo tiene una relación inversa con el empoderamiento.

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[1] Magister en defensa de los derechos humanos (pendiente grado), Magíster en Educación. Docente Universitaria y orientadora escolar. Ha trabajado en educación formal en los ciclos de educación inicial, básica, media y educación superior posgradual. Tiene conocimiento en planteamiento y ejecución de proyectos sociales y educativos y manejo de plataformas web 4.0 para fomentar el aprendizaje colaborativo. Le apasiona la educación y la cultura, es experta en temas de transformación y cambio cultural en organizaciones, comunicación y trabajo en equipo. 

[2] Mientras que los legados y las fuerzas de la homogeneización global perdurables requieren sensibilidad a las normas e historias locales, los opositores a los derechos de las mujeres han empleado afirmaciones de "cultura", "costumbre" y "tradición" invariables para racionalizar la subordinación de las mujeres ( Becker, 2007 , Hubbard, 2007). De manera similar, las nociones de "respetabilidad" han reducido las oportunidades de las mujeres al mismo tiempo que legitiman el abuso de las mujeres ( Hungwe, 2006 , Jefremovas, 1991 , Mungwini, 2008 ). Estas y otras formas de discurso patriarcal alimentan las relaciones desiguales entre hombres y mujeres en múltiples niveles de la sociedad.
[3]  A diferencia de las dos estrategias principales de control sobre las mujeres: aislamiento y protección, el discurso de respetabilidad no requiere un control directo y externo, perdura a lo largo del ciclo de vida de una mujer y afecta a mujeres de todas las edades y clases socioeconómicas ( Fox, 1977 ).
[4] Una "mujer real" es "la que se alimenta a sí misma", que "cubre todas las necesidades de la familia" y que "no anda preguntando a otras personas". Una "mujer más respetada" es alguien que "no necesita nada de otras personas. Ella sólo depende de sí misma. Ella es la que lucha por todo lo que necesita ”. Los encuestados utilizaron la palabra “lucha” (kulikataza , en Sifwe) para indicar cómo las "mujeres reales" buscan activamente los recursos materiales para sus hogares en lugar de esperar o "simplemente sentarse" hasta que alguien los provea. La lucha implica que la subsistencia no es fácil, y el arduo trabajo de una mujer se gana su respeto.

[5] El estudio reviso la construcción de "mujer real" como discurso de respetabilidad.

¿Cómo definen la respetabilidad las mujeres en Kwandu Conservancy? Lo que las mujeres quieren, necesitan y valoran, y cómo creen que pueden ganarse el respeto, se materializan en la construcción de un makentu nenja (en Sifwe), o "mujer real", que se traduce como "buena mujer". Makentu significa "mujer", y nenja significa "bueno" o "real".Las respuestas revelaron que el constructo de "mujer real" incorpora cinco temas. Las "mujeres reales" tienen la capacidad de satisfacer las necesidades básicas de su hogar al ganar dinero y participar en actividades de subsistencia respetadas. Ellos son formalmente educados. Son muy trabajadores. Participan en relaciones de cooperación y cooperación con otras personas, y desempeñan roles y responsabilidades como madres y esposas. Las mujeres probablemente asignan diferentes niveles de importancia a cada tema, sugerido por el valor contrastante que las mujeres asignan al matrimonio; varias mujeres afirmaron que el matrimonio no era un requisito para ganarse el respeto de la comunidad.