lunes, 4 de marzo de 2019

¿SUMISIÓN O LIBERTAD? HE AQUÍ LA CUESTIÓN. Maria de los Angeles

ENTREVISTA MUJERS 2019.

1. ¿Qué eventos en tu vida personal se convirtieron en transiciones importantes en tu identidad sexual?

2, ¿Qué te decía tu mamá y/o familiares femeninas cuando eras niña respecto a la sexualidad?

3. ¿Qué te decía tu mamá y/o familiares femeninas respecto a los hombres?

4. ¿Qué significa para ti ser mujer en el mundo de hoy?


¿SUMISIÓN O LIBERTAD? HE AQUÍ LA CUESTIÓN

Detrás de cada mujer hay una gran historia. En esta edición retrataremos el lado más íntimo de la vida de algunos personajes del común, quienes reflexionan sobre cómo  episodios importantes de su vida, han influido en su sexualidad y por ende en lo que son hoy.

Este es el caso de María de los Ángeles, una chica de 37 años de edad, profesional y quien nació con Focomelia (no desarrollo de sus cuatro extremidades). Para ella la vida no ha sido color de rosa pero tampoco ha sido un camino de espinas. Ha disfrutado de cada momento vivido y procura hacerlo de la mejor manera siempre, “afirma”.

“Soy la tercera hija de cuatro. Cuatro princesas que papá protegía y cuidaba como tesoros mientras lograba estar en casa, pues su trabajo lo obligaba a permanecer fuera mucho tiempo. Por lo tanto la misión titánica de educar a cuatro hijas fue de mi valiente madre.
Mis padres fueron criados bajo la cultura de la sumisión femenina y el machismo. Por ende, en casa hubo algunos rastros de esta dura cultura. Afortunadamente, el porcentaje no fue tan alto, esto hizo que nuestras vidas fueran muy distintas a la de nuestras abuelas y madre.
Mi papi colaboraba y colabora en los quehaceres del hogar; con el transcurrir de los años se ha vuelto más sensible y ya no oculta sus emociones. Aunque, en ocasiones el troglodita que lleva adentro hiciera sus apariciones.
Desde que era muy niña a mis hermanas y a mí nos transmitieron ideas como: “Mijita usted debe aprender a hacer bien hechos los oficios de la casa porque ¿Qué va a hacer cuando consiga esposo?”, “las niñas deben ser educadas, no dicen groserías, no muestran los calzones, se sientan bien y son delicadas”, “una dama no anda pelándole los dientes a ningún aparecido”, “las niñas de casa jamás reciben visitas en la puerta, mucho menos andan por ahí en la calle consumiendo licor y dando espectáculos en la calle”, “esa ropa está muy mostrona para que salga así a la calle, luego le andan diciendo cosas y a quejarse al mono de la pila”…
Por otro lado, también nos decían: “estudie porque eso les va a servir para que ningún pendejo venga a lavarse el mugre con ustedes”, “hágase respetar, nadie le pone las manos encima si usted no lo permite”, “aprenda a tomar decisiones para que ningún hombre las tome por usted y venga a decirle lo que usted tiene o no tiene que hacer”…
Eso me ponía todo de cabeza, pues a mí me encantaba estar trepada en los árboles y por ende, me importaba cinco si me veían los calzones, odiaba los vestidos y se supone que las niñas aman y deben usar vestidos, amaba jugar fútbol con los chicos del barrio en lugar de ser la mami de las Barbies que tenía en casa, me encantaba el color azul en lugar del rosado ... Por un momento llegué a pensar que era un niño más en lugar de una tierna muchachita… con el pasar de algunos años las cosas empezaron a cambiar de a poco; vinieron los cambios hormonales típicos de la adolescencia y entonces ya no me parecía tan divertido hacer lo que hacía antes, ya me interesaba cómo me veían los demás especialmente los chicos. Resulta que descubrí dos cosas: la primera, que me encantaba uno de los adolescentes con los que yo compartía tanto; la segunda que YO no era un niño más, me gustaban los chicos y no solo para jugar fútbol. Eso hizo que mi relación con este género se estrechara cada vez más y por consiguiente, siempre he tenido más amigos que amigas. Considero que los hombres son más leales y sinceros je je je, no son envidiosos y siempre están dispuestos a proteger (¡Eureka! Mi identidad sexual no va en contra de lo que ordena la sociedad ja ja ja)”.

La sexualidad humana es tan compleja. La atracción sexual depende de una multitud de factores bioquímicos y psicológicos, por lo tanto, varían mucho de unas personas a otras.

La sexualidad humana depende de diversos factores: la parte biológica, la personalidad, la identidad sexual, las interacciones en la infancia, la comunicación y el aprendizaje social temprano tienen una importancia dominante en la determinación de la conducta sexual. La sexualidad va más allá del sexo físico (placer + reproducción). Incluiría la capacidad de experimentar o sentir amor.

“Con relación a la sexualidad, en mi casa siempre escuché por parte de mi papi cosas como: “usted cuidadito me llega con un escachalandrado, de areticos y mechas largas (eso es pa´niñas); porque se lo saco corriendo. Aquí me llegan con hombres decentes”.
Para mis papás la homosexualidad era una cosa terrible, traída de los cabellos, aberrante… No los culpo así los criaron, eso les enseñaron. Afortunadamente, nací con una discapacidad; esto hizo más fácil el camino para que ellos empezaran a entender que todos somos diferentes y merecemos respeto, independientemente de nuestro físico o inclinación sexual. Resulta que mientras estudié en la Universidad, me hice la mejor amiga de un chico homosexual; al principio fue un poco complejo que ellos lo aceptaran, yo lo invité un día a mi casa a hacer tareas, mi mami apenas lo vio me dijo ese muchacho es como raro pero buena gente, mi papi llegó del trabajo y lo detalló también; lo atendieron muy bien y finalmente él se fue. Les parecían muy divertidas algunas de las actitudes de mi amigo pero terminaron amándolo como a un hijo cuando se enteraron que en su casa no lo aceptaban por ser homosexual, que en la Universidad le hacían bullying por la misma razón y que en ocasiones la genética hace que algunas personas nazcan con una inclinación sexual distinta a la tradicional, pero que eso no los hace mejores ni peores personas. Con el tiempo en uno de mis sitios de trabajo también me hice amiga de una compañera que es lesbiana, esta vez para mis padres las cosas fueron más fáciles de asimilar, la aprecian y la admiran muchísimo”.
Por mi parte vivo y disfruto de mi sexualidad responsablemente, sin ningún tabú, ni estigma. Soy una mujer como cualquier otra, que siente placer con un beso o una caricia; una mujer que ama y respeta su cuerpo tal y como es, una mujer que no le da vergüenza desnudar no solo su cuerpo sino su alma frente al hombre que la ama”.

La masculinidad (también llamada hombría o virilidad) se conoce como el conjunto de características que la sociedad dispone para el género masculino. Usualmente abarca rasgos como: la valentía, la independencia, la fuerza muscular, la caballerosidad, el instinto de protección y de proveer bienestar.

“Siempre le escuché a mi mami decir, “no todos los hombres son malos, pero todos van detrás de lo mismo; ninguno de ellos ofrece algo sin nada a cambio”, “caballero que se respete la recoge a ud en su casa y la trae a horas decentes”, “mamita, la cantaleta aburre a cualquier hombre y se va a buscar a la calle lo que no encuentra en la casa”, “escuche siempre lo que le tenga que decir y lleguen a acuerdos”, “uno siempre tiene que respetar al esposo” y yo, sí mamá, pero, eso no quiere decir que sean ellos quienes den ordenes cual capataz, no siempre hay que darles la razón ja ja ja. 

La situación de la mujer a nivel mundial ha cambiado vertiginosamente en los últimos años, se ha avanzado mucho pero para nadie es un secreto que la desigualdad entre hombres y mujeres es un hecho en casi todos los ámbitos. La discriminación social, cultural, sexual y económica es una realidad que afecta a millones de mujeres, que además tienen que enfrentarse al drama de la violencia y de múltiples estereotipos de belleza impuestos por una sociedad mediática y consumista.

“Considero que ser mujer es uno de los enormes privilegios de la naturaleza, pero a su vez, es un constante reto. Puesto que, debes ser cada vez más fuerte para sobrellevar tanto peso. La liberación femenina trajo puntos positivos y negativos; pues se ganó el derecho a elegir, a estudiar, a trabajar, a denunciar, a recibir un trato más digno; pero por otro lado, se terminaron tergiversando cosas y se empezó a confundir libertad con libertinaje, la competencia por el que más vulgaridades diga, el que más ponga los cuernos, beba alcohol o reparta golpes, está a la orden del día. Yo solo espero que en cualquier momento todo llegue a un punto de equilibrio para que vivamos en un mundo más armonioso y equitativo. Sin tanta doble moral ni conveniencias”.  








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